La seguridad vial en España ha experimentado una notable evolución a lo largo de su historia, reflejada en políticas gubernamentales, avances tecnológicos y cambios en la mentalidad social. Desde la creación de la Dirección General de Tráfico (DGT) en 1959, el país ha implementado diversas medidas para reducir los accidentes de tráfico y promover una conducción más segura.
En las décadas de los 60 y 70, España experimentó un rápido aumento del parque automovilístico y un incremento alarmante de los accidentes de tráfico. En respuesta a esta situación, la DGT comenzó a desarrollar estrategias para mejorar la seguridad vial, incluyendo la implementación de señalización vial más eficiente, la promoción de campañas de concienciación y la introducción de exámenes de conducción más rigurosos.
En los años 80 y 90, se intensificaron las campañas de sensibilización y se promulgó legislación más estricta en materia de seguridad vial. La introducción del carné por puntos en 2006 marcó un hito importante, estableciendo un sistema de sanciones más severas para conductores imprudentes y promoviendo una mayor responsabilidad al volante. Desde entonces, se ha observado una reducción significativa en el número de accidentes de tráfico y de víctimas mortales en las carreteras españolas.
Los avances tecnológicos también han desempeñado un papel crucial en la mejora de la seguridad vial en España. La introducción de sistemas de frenado antibloqueo (ABS), control de estabilidad (ESP) y asistencia de frenado de emergencia (AFU) ha contribuido a prevenir accidentes. Asimismo, la mejora en la infraestructura vial (materiales asfálticos mejorados, trazados más seguros, instalación de sistemas de contención certificados, optimización en la señalización y balizamiento, etc.) han sido claves para reducir la gravedad de los accidentes.
Los programas de investigación y desarrollo en colaboración con instituciones públicas y privadas en busca de garantizar una correcta señalización en las carreteras, proporcionando a los conductores la información necesaria para una conducción segura, así como la innovación constante en el diseño y la fabricación de dispositivos de seguridad vial por parte del sector ha permitido adaptarse a las necesidades cambiantes de las infraestructuras viales y a los avances tecnológicos.
Según datos de la DGT, en el año 2020 se produjeron en España un total de 71.427 accidentes con víctimas, en los cuales perdieron la vida 1.806 personas y otras 8.676 resultaron heridas de gravedad. Aunque estas cifras reflejan una mejora significativa en comparación con décadas anteriores, aún queda trabajo por hacer para alcanzar el objetivo de «cero víctimas» en las carreteras.
Para seguir avanzando en esta materia, es fundamental mantener el compromiso de todas las partes implicadas: administraciones públicas, fuerzas de seguridad, fabricantes de vehículos, empresas de equipamiento de seguridad vial y, por supuesto, los propios conductores.
Promover una cultura de respeto y responsabilidad en la conducción, así como seguir invirtiendo en tecnologías innovadoras, son aspectos clave para garantizar la seguridad en las carreteras españolas en el futuro. La evolución histórica de la seguridad vial en España refleja un progreso significativo, pero también nos recuerda la importancia de seguir trabajando para proteger la vida de todos los usuarios de la vía pública.