En la evolución de la seguridad vial, las pruebas de choque han desempeñado un papel fundamental, transformando la forma en que diseñamos y fabricamos vehículos para proteger a los ocupantes en caso de colisión. Este proceso ha sido el resultado de una combinación de investigaciones pioneras y avances tecnológicos a lo largo del tiempo.
Al analizar la historia de las pruebas de impacto, es esencial remontarse a los primeros experimentos que sentaron las bases de este campo. Uno de los pioneros fue Hugh De Haven, un ingeniero biomédico que, en la década de 1930, realizó estudios sobre los efectos de la desaceleración en el cuerpo humano durante los accidentes automovilísticos. Su investigación sentó las bases para comprender la relación entre la velocidad del impacto y las lesiones sufridas por los ocupantes del vehículo.
En la década de 1950, los investigadores estadounidenses John Paul Stapp y Lawrence Patrick llevaron a cabo una serie de experimentos con voluntarios humanos en la Base de la Fuerza Aérea Edwards. Estos experimentos proporcionaron información crucial sobre la tolerancia humana a la aceleración y desaceleración, lo que contribuyó significativamente al diseño de sistemas de seguridad.
Sin embargo, el verdadero impulso hacia las pruebas de choque modernas se produjo en la década de 1960, con la creación de programas de evaluación de la seguridad de los vehículos. Uno de los primeros y más influyentes fue el Programa de Evaluación de Automóviles Nuevos (NCAP) de los Estados Unidos, establecido en 1979. Autores como Adrián Lund y David Zuby han contribuido significativamente a este campo, liderando investigaciones y evaluaciones. estándares de seguridad de vehículos que han influido en los estándares de seguridad en todo el mundo.
Durante los últimos 30 años, las pruebas de choque en la industria de la seguridad vial han experimentado avances significativos, impulsados por una combinación de investigación científica, avances tecnológicos y exigencias regulatorias más estrictas.
Además, los avances en ingeniería de materiales y diseño estructural han permitido la fabricación de vehículos más seguros y livianos, así como barreras más fuertes, que pueden absorber y distribuir la energía del impacto de manera más efectiva. Esto ha dado como resultado una reducción de las lesiones graves y una mejora de la supervivencia de los ocupantes en accidentes.
La normativa internacional EN1317, establece las condiciones de los ensayos de choque a escala real que deben realizarse en laboratorios acreditados sobre los sistemas de contención de vehículos para evaluar su comportamiento. Esta normativa ha desempeñado un papel fundamental en la mejora de la seguridad vial, garantizando que los dispositivos de contención cumplan con estándares rigurosos, lo que contribuye a reducir la gravedad de los accidentes y proteger a los usuarios de la carretera.